tres días de octubre que parecen subidos a una montaña rusa...
el día uno me hundí en un abismo de silencios y reproches que se me ataron a las ganas de respirar hasta el punto de preguntarme que sentido tenía seguir haciéndolo...
el día dos me regaló la calma de las tardes de domingo en la cama... esa felicidad que casi se puede tocar con los dedos... ese no poder imaginar la vida de otro modo...
el día tres se viste de dolor y rutinas implacables de las que parece imposible escapar... entreveo la magia en palabras escritas... intento inventar historias que atenuen el gris de mis días; pero el dolor constante hace que todo se desdibuje y parezca carecer de sentido...
tecleo porque no sé no teclear... porque no conozco otra manera de sacarme las cosas de dentro para que no se enquisten y duelan mas...
como si transcribir los dolores los fuese a suavizar...
1 comentario:
Te entiendo perfectamente. Escribimos porque no sabemos hacer nada mejor que eso, y el papel nos escucha y no nos juzga. Me sentí identificada. Un beso.
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