ansiolíticos...

sé que soy fuerte,
pero (por esta vez),
admito que no lo soy tanto-
así que antes de hundirme
decido venderme al diablo
(que diría Wislawa Szymborska)
y me administro esta tranquilidad química
en pequeñas dosis,
aún a riesgo de perder una parte de mí
que no veré durante meses-
y es que aunque sé que soy fuerte
también empiezo a conocer mis límites,
y prefiero remediar antes que enfermar
y evitar ahogarme en el río
por llevar demasiadas piedras en los bolsillos.


5 comentarios:

erato dijo...

No es sano creerse uno que es fuerte siempre.Y menos para los demás, a quienes viene estupenda esa fortaleza para no hacer nada por su propia fragilidad.Sí, es bueno y sano pararse y decir no puedo más,arrojar las piedras al río y recostarse en la orilla un rato para ver reflejados en el agua nuestros límites, tan humanos y necesarios.Un beso, preciosa

Miguelo dijo...

las piedras mejor tirarlas

LA ZARZAMORA dijo...

A veces esas gominolas son necesarias. No te culpes. No les dan a los sordos un sonotone, a los enfermos un marcapasos?
Pues eso.
Ya pasará todo, cielo, todo pasa hasta el pastilleo, y luego ni te acordarás.
Besos, y hoy muchos mimitos!!!

Verónica Calvo dijo...

Cuando se necesita, se toma.
Y lo mejor es darse cuenta de que no podemos y necesitamos ayuda.
Pasará.

Hoy te doy un abrazo con mi cariño

LaCuarent dijo...

Pues una de dos o vacías las piedras o te das un buen chute de química

Besos: 6