febreros...

día 11:

me noto los ojos vacíos, y ese frío que te envuelve justo antes de que la batalla se declare y que la guerra empiece ...
y estoy inmersa en esta tensa calma, que cada día se tensa un poco más (con un silencio, con un grito, con un reproche o con una de esas miradas que hablan queriendo y que parece que en los últimos días hacen una pregunta a la que no sé si podré responder, o si mis nervios se romperán (como alguna que otra vez han hecho) dejándome devastada y sin mirada)
y por primera vez intuyo que la guerra podría arrasar más de lo que había calculado que arrasaría;
por primera vez descubro la verdadera angustia de cuando de niña me preguntaban a quien quería más: a papá o a mamá...


 
y aquello que ayer juré llevarme conmigo a la tumba (creo que esta ha sido la primera vez en mi vida que se me exige semejante juramento, y que se me exige en serio), se me come por dentro, seca mis lágrimas (como seco parece hoy el pozo de los deseos) y me ata de pies y manos, pues nada puedo hacer sin romper esa promesa que hice ayer...
 

6 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

No hay juramento exigible si encarcela el corazón.

Un saludo

Verónica Calvo dijo...

Hay secretos que son losas.

Besos

josef dijo...

Es duro lo de las promesas de por vida. Yo, de momento, no he tenido que hacer niguna. pero cualquier día, quién sabe...

Por otra parte decierte que me ha agradado mucho entrar en tu blog. descubrir tu sinceridad y también el estilo limpio, fresco y puro de tu blog.
por ello he decidido seguirte...
Un abrazo.
José.

erato dijo...

¡Qué terribles y devastadores son los juramentos y promesas!Un abrazo, bonita

LaCuarent dijo...

Uff! no se yo si mi corazón será tan fuerte como para dejar de revolotear por una promesa o se pararía en seco por tener que romperla...

Besos: 3

LA ZARZAMORA dijo...

Entonces, sácala, aunque sea en un diván...
Besos, ojitos.