horrores vagos
-de miedos secretos que se esconden bajo la cama-
sueños torturados
-de verdades que no queremos mirar por lo que nos podrían contar-
noche de pesadillas
-de pies helados y latidos desacompasados-
y el lado vacío de la cama
apunta abismos en los que podría ahogarme
-o perderme y luego no saber regresar-
por suerte
la noche acaba pasando
y parece que la luz del día disipa los fantasmas
y nos devuelve la tranquilidad que creíamos perdida...
1 comentario:
Sí.
Siempre acaba amaneciendo...
Un beso.
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