además, la casandra que llevo dentro sabe que como buena casandra no será escuchada... así que calla... ahogada en las palabras que no sé decir... viendo que pronto arderá troya, pero sin saber como evitarlo...
esperando el desastre con el pecho lleno de esta ansiedad que no me deja respirar, y que se convertirá en un resentimiento que no sé si sabré gestionar, cuando todo esto no sean mas que cenizas y no haya motivos para dejar que broten las lágrimas de la desdicha de no haber hecho nada para que los desastres no se lleven lo que aún tenemos intacto.
1 comentario:
Hay que indignarse, princesa.
Gritar, aullar y rebelarse.
O decir no, o silenciar, pero nunca llegar a reprocharnos nada, ni a sentir culpa...
Eso, no.
Besito.
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